Protege tu conexión WiFi


    Tener la WiFi abierta implica tener nuestra conexión a Internet compartida, además de otros riesgos:
  • Reducción del ancho de banda. Dependiendo del número de dispositivos intrusos y del uso que hagan de la red, pueden llegar a impedir la conexión de nuestros equipos.
  • Robo de la información transmitida. Una configuración inadecuada de nuestra red inalámbrica puede permitir a un atacante robar la información que transmitimos.
  • Conexión directa con nuestros dispositivos. Un intruso con los conocimientos suficientes, ayudado por un problema de seguridad o una instalación sin la seguridad apropiada, podría acceder a los equipos conectados a la red. Esto implicaría darle acceso a toda nuestra información.
  • Responsabilidad ante acciones ilícitas. Cuando contratamos una conexión a Internet con un proveedor de servicios, ésta queda asociada a nosotros, asignándole una dirección IP que nos identifica dentro de Internet. Cualquier acción realizada desde esa dirección IP lleva a la persona que contrata el servicio: nosotros.
Somos los primeros responsables de las acciones cometidas bajo nuestra red WiFi.

¿Cómo lo hacen?

Para utilizar nuestra conexión WiFi, los intrusos aprovechan una incorrecta configuración de seguridad en el router. Según el método de seguridad que utilicemos, ofreceremos más o menos resistencia, pero conseguirán conectarse sin problemas si presentamos alguna de las siguientes debilidades:

  • WiFi abierta. Ahora ya no es tan frecuente, pero aún es posible encontrar alguna red inalámbrica que no solicita clave de acceso y está disponible para cualquier usuario. En estos casos, cualquiera puede conectarse. Esto es un riesgo tanto para el propietario de la red como para quien decida conectarse a ella.
  • Seguridad obsoleta. Algunos router venían configurados con un sistema conocido como WEP, que con el tiempo ha resultado débil e inseguro. Con unos conocimientos informáticos elevados se pueden descubrir las claves utilizadas en poco tiempo. Estas redes son casi tan inseguras como las abiertas.
  • Clave WiFi débil. Es posible que la red cuente con un sistema de protección robusto y correcto pero también resultará vulnerable si la clave de acceso la WiFi no es lo suficientemente “compleja”.
  • Clave WiFi por defecto. En ocasiones el sistema de seguridad es el adecuado e incluso la contraseña es aparentemente robusta, pero si es la que viene por defecto puesta por el proveedor antes o después será conocida en Internet. Es altamente recomendable cambiar la contraseña que viene por defecto.

¿Cómo protegernos?


Si queremos minimizar la probabilidad de ser víctimas de un ataque que pueda poner en riesgo nuestra red WiFi debemos comprobar su configuración de seguridad.

  • Asignar el sistema de seguridad más avanzado: WPA2.
  • Cambiar la contraseña por defecto. 
  • Cambiar el nombre de la WiFi o SSID. 
  • Modificar la contraseña para cambiar la configuración. 
  • Apagarlo si nos ausentamos varios días. 

¿Cómo detectar a un intruso?

Una de las formas de saber si alguien está utilizando nuestra WiFi es apagar completamente todos nuestros equipos y comprobar el parpadeo de las luces del router. Si continúan parpadeando es posible que otras personas estén utilizando nuestra conexión sin nuestro consentimiento.

Consejos finales:
  • Mejorar el cifrado de la red a WPA2.
  • Cambiar las claves por defecto, tanto de la red como la del acceso al panel de control, y utilizar siempre claves robustas.
  • Verificar periódicamente quién se conecta a nuestra red. Con la aplicación adecuada podemos comprobar que se están conectando a nuestra red sólo nuestros dispositivos.

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